A continuación se mencionan los efectos
de las transformaciones socioeconómicas y tecnológicas del mercado mundial de
empaques y embalajes en algunos sectores específicos. - Los productos no
alimenticios como aquellos de higiene, limpieza y tocador, se adquieren en
supermercados y para promover su venta es necesario dotarlos de un empaque
atractivo, con un diseño gráfico que además ofrezca completa información sobre
sus propiedades y uso. - Los productos farmacéuticos requieren protección,
accesorios de empaque que evidencien su posible adulteración o violación, e
información completa en la etiqueta; deben presentar dificultad para su
apertura con el objeto de evitar su empleo por parte de los niños, asepsia y
empaques especiales para dosis específicas.
Los
electrodomésticos además de utilizar el empaque como un elemento de protección
durante el transporte y almacenamiento, se sirven de él como medio de
exhibición y venta. El empaque además de estar provisto de elementos y
accesorios de protección, como materiales de amortiguamiento y películas de
protección, también debe contar con un buen diseño gráfico llamativo que invite
al consumidor a la compra y que posea toda la información necesaria para el uso
adecuado del aparato.
La
industria metalmecánica, ha convertido al embalaje para estos elementos en un
área de estudio y desarrollo, al igual que la industria electrónica. Nuevos
desarrollos en materiales de protección y amortiguamiento, así como elementos
que evidencien impactos y caídas están siendo muy utilizados.
El sector de alimentos se ha caracterizado por
un lanzamiento constante de productos listos para consumir que pueden ser
preparados en el propio empaque. El consumidor está exigiendo empaques más
funcionales con información e instrucciones claras y objetivas, fáciles de
transportar, manipular, abrir, cerrar, usar, almacenar e incluso de desechar.
Ha crecido la importancia de las tecnologías de fabricación y preparación que
conduzcan a la producción de alimentos saludables, reduciendo las alteraciones
de calidad y aumentando la vida útil de los alimentos frescos.
A medida que los conservantes químicos van
siendo retirados de los alimentos, se hacen más necesarias las propiedades de
impermeabilidad en los empaques, e incluso la modificación atmosférica dentro
de los mismos.
Definiciones básicas de empaque Se entiende por
empaque todo producto fabricado con materiales de cualquier naturaleza y que se
utilice para contener, proteger, manipular, distribuir y presentar mercancías,
desde materias primas hasta artículos acabados, en cualquier fase de la cadena
de fabricación, distribución y consumo. Esta definición es aplicable también al
término envase, por lo que se pueden utilizar indistintamente las dos palabras.
Conviene aclarar que en algunos países de lengua española, como España, el
término empaque no se asocia con la definición anterior. En España se utiliza
la expresión envase.
Riesgos y formas de daño de los productos
durante la distribución La función principal de cualquier tipo de embalaje es
proporcionar al producto la protección necesaria para que pueda soportar, sin
sufrir daño alguno, los diferentes riesgos a los que se ve expuesto durante su
almacenamiento, transporte y distribución, de tal manera que llegue a su
destino final en condiciones óptimas de venta. Por este motivo, al diseñar un
embalaje eficaz se deben tener presentes las características del producto y la
forma de distribución. Antes que todo, es conveniente conocer la naturaleza del
producto a embalar y definir si está contenido dentro de un empaque primario o
no. Los productos pueden presentarse en cualquiera de los siguientes estados:
Sólido: tales como electrodomésticos, libros, etc. Fluido: por regla general se
presentan en empaque primario, por ejemplo, aceite, mantequilla, pinturas etc.
Líquido: siempre se presentan en empaque tipo metálico, plástico flexible y
rígido, vidrio, cartones especiales, etc. Pulverizado: productos sólidos,
granulados o pulverizados, ejemplo: azúcar, arroz, café, fertilizantes etc.
También es importante determinar otras propiedades del producto a embalar como
el peso, el volumen, la forma y las dimensiones. Una vez analizado el producto,
el siguiente paso para la selección del embalaje más eficaz, es hacer una lista
lógica de la cadena de distribución que, con mayor probabilidad, seguirá el producto
embalado. Para ello, es necesario diseñar un modelo de distribución.
El modelo de distribución es la representación o el
análisis del circuito que han de seguir los productos, tomando en consideración
el tiempo, la distancia, las condiciones de almacenamiento, las probables
formas de manipulación, el modo de transporte, los posibles vehículos de
transporte, el número de transbordos, la cantidad a entregar por cada envío y
los plazos de estos.
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